Opinión

Todo suma

SEGURO QUE pocos se habrán dado cuenta pero hasta hace unos días el icono de «solicitudes de amistad» en Facebook, situaba a la silueta femenina un paso por detrás de la figura masculina. Hasta ahora nadie había hecho el más mínimo reproche.

La diseñadora de la popular red social, Caitlin Winner, se preguntó simplemente ¿por qué tiene que estar la mujer un paso por detrás? Y a partir de ahí decidió tomar la iniciativa y proponer un cambio para hacer del icono un símbolo más igualitario.

La propia Winner explica paso a paso las modificaciones: primero retocó el hombro de la figura femenina que estaba ligeramente modificado para situar la figura masculina, luego retocó el peinado de la chica y finalmente igualó los tamaños de ambas figuras haciendo más pequeño el femenino pero ubicándolo ligeramente por delante del masculino de manera que ahora parecen de la misma medida.

La compañía de Zuckerberg ya había adaptado el icono de las notificaciones, una bola del mundo -para escapar de una visión occidentalista- incluyendo el perfil de Asia (para los que no lo sepan el icono cambia según el lugar del planeta donde uno esté). Por tanto este nuevo cambio tampoco ha sorprendido dentro de Facebook.

Comprobar que la figura femenina estaba situada por detrás de la masculina revela un ejemplo más de esto que ahora llamamos un micromachismo

Vaya chorrada me dirá usted. Sí, pero una chorrada que no deja de tener su importancia.

La tiene en primer lugar porque comprobar que la figura femenina estaba situada por detrás de la masculina revela un ejemplo más de esto que ahora llamamos un micromachismo, esos pequeños gestos que parece que no tienen importancia pero que denotan hasta qué punto los tenemos interiorizados. Es en este nivel casi del inconsciente donde acampan los estereotipos más peligrosos, los que permiten ir construyendo un discurso y argumentación discriminatorios y, por lo tanto, acabar con ellos supone hacer tambalear los pilares de la discriminación de género.

Tiene importancia, en segundo lugar, porque realizar el cambio implica comprometerse de manera activa con la paridad. Ya no valen las buenas palabras, no sirven las intenciones si estas no se traducen en hechos concretos y visibles.

Y, por último, Facebook tiene 1.230 millones de usuarios activos mensuales en el mundo. El mensaje que transmita la compañía llega a todos los rincones del planeta de manera simultánea. Esta chorrada adquiere, pues, una dimensión universal capaz de mover estereotipos. Las imágenes, los símbolos, los gestos pueden ser considerados como lo menos trascendente, lo más superfluo…

Ya, por eso en el mundo se mueven todos los días miles de millones de euros en márketing. Y todo suma.

Carla Reyes Uschinsky es presidenta de Executivas de Galicia

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