Opinión

Discriminación legal

EN PLENO siglo XXI, y después de 50 años desde el establecimiento de los derechos legales para las mujeres, en 155 países se limita por ley su incorporación a la actividad económica. Es lo que se denomina discriminación legal. El Banco Mundial ha sido el responsable de elaborar un informe detallado realizado en 173 países sobre el estado de la incorporación a la actividad económica y, lamentablemente, el panorama que dibuja es bastante oscuro.

Empecemos por lo más cercano. En nuestra vecina Francia una ley prohíbe a las mujeres trabajar en empleos que supongan levantar pesos por encima de los 25 kilos. Probablemente algún bien intencionado lector pensará que detrás de esta normativa no existe discriminación alguna sino la más sincera preocupación por las cervicales femeninas, a él le recuerdo que los niños de 5 años, más o menos, suelen pesar eso.

Del otro lado del charco, en Argentina, las mujeres no pueden ser ni maquinistas, ni producir alcohol ni licores, ni manipular explosivos o productos inflamables entre otras muchas prohibiciones. En Rusia la lista es aún más larga: las mujeres rusas tienen prohibidos nada menos que 456 empleos que van desde conductoras de trenes de carga (de pasajeros, sí que se les permite) hasta trabajos vinculados a la extracción de minerales.

Estamos entre las naciones que no contemplan ningún tipo de limitación legal para que las mujeres accedan a la vida económica. Esto no debe hacernos olvidar el sin número de limitaciones que aún condicionan que las mujeres entren

La lista más negra la componen 18 países, en su gran mayoría de Medio Oriente, entre ellos Arabia Saudí, Irán, Quatar o Siria, mejor dicho, lo que queda de ella. En estos 18 países los maridos pueden, por ley, impedir que sus mujeres trabajen e incluso que tengan acceso a la propiedad. Es más, en al menos 32 estados, entre ellos Egipto, las mujeres deben pedir permiso a sus esposos para obtener un pasaporte.

El presidente del Banco Mundial reconoce que limitar el acceso de las mujeres a la actividad económica es una injusticia. El potente organismo internacional reconoce también que en los países donde no existen restricciones o prohibiciones a las mujeres los beneficios se extienden más allá del nivel individual y favorecen al conjunto de la economía... Lo que venimos diciendo desde hace años: que no se puede desperdiciar la energía económica de la mitad de la población mundial. Pese a esto, el Banco Mundial no va más allá de la declaración. Lástima.

¿Y nosotros? España no está en ninguna de estas listas negras. Felizmente estamos entre las naciones que no contemplan ningún tipo de limitación legal para que las mujeres accedan a la vida económica. Sin embargo esto no debe hacernos olvidar el sin número de limitaciones culturales, sociales y psicológicas que aún condicionan que las mujeres entren libre y plenamente en la vida económica. Siempre es más fácil cambiar una ley que una costumbre.

Presidenta de Executivas de Galicia

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