Opinión

Sobreactuación

AUNQUE LAS únicas elecciones que tenemos a la vista son las del 4 de mayo en Madrid, los políticos gallegos y lucenses están hipermovilizados. Es como si tuvieran mono de urnas en estos tiempos de pandemia. ¿Será un efecto secundario del coronavirus? ¿O es que la proximidad de los congresos autonómicos y provinciales incitan a algunos y algunas a ganar visibilidad? De otro modo no se entiende tanta sobreactuación, tanta performance, tanta descalificación, tanta petición de dimisión, tanta alusión personal... Es como si lo que ven a través de la televisión o de las redes sociales se contagiara. Sería aconsejable que se recuperara el sosiego y, a ser posible, que se pusiera en el centro del debate a las personas que lo están pasando mal por la pandemia desde el punto de vista sanitario y económico. Menos show y más fijar prioridades. Por el bien de todos, que debería ser el objetivo primordial de la política.

La importancia del lenguaje

Cada vez que Ana Pontón se esfuerza en presentar a un BNG lo más transversal posible, midiendo las palabras y recurriendo si es posible al eufemismo, aparece Néstor Rego como supremo guardián de la ortodoxia de la UPG. Dos portavoces con lenguaje y estrategias diferentes. Curioso, ¿no?

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