Opinión

Kurt, el Eje Atlántico y el Ángel Carro

EL EJE Atlántico parece acapararlo todo. Las mejores infraestructuras viajan de Vigo a A Coruña. Allí no retiran líneas de tren, las suman. Se viaja con cierta comodidad, en autopista, está conectada con el resto de Europa con tres aeropuertos, cuenta con un poder económico y político superior al de la Galicia interior y, desde este fin de semana, también cuentan con los temporales en los estadios de fútbol.

Kurt decidió que era mejor instalarse en la AP-9 y no en el corredor de Monforte a Lugo. Al menos en lo que respecta al universo futbolístico, porque las empresas eléctricas dejaron a todos sin luz si tenías la suerte de vivir en una zona rural, ya fuese de O Morrazo o de A Mariña. Pero a ras de césped la ciclogénesis, temporal, invierno o como se quiera llamar envió a los dos grandes del fútbol gallego a aplazar el juego para otro momento. Quizás era mejor centrarse en observar a los de Luis César sin otras distracciones. Que Galicia mirase por una vez al Ángel Carro.

Mientras en España se discutía sobre la inconveniencia o no de que Balaídos fuese una piscina perfecta para el Real Madrid de Cristiano Ronaldo, sin importar que hubiese espectadores en riesgo, en A Coruña todos remaron en la misma dirección. Eran el Dépor y el Betis y solo se jugaban los puntos para su permanencia, no toneladas de tonterías mediáticas en programas de dudosa validez. Poca cosa en relación con lo que sucedía 120 kilómetros más al sur, donde el todopoderoso Real Madrid era el afectado.

Pero en Lugo prefirieron tirar por el camino del medio y jugar. No hay reformas millonarias en el Ángel Carro, ni prevé que las haya en cierto tiempo. En un estadio que lleva años en el mismo estado no se levantaron techos ni el campo fue un patatal, a pesar de que no se invierte medio millón de euros en él y lleva décadas sin mudar su césped.

En el Ángel Carro no hay diseño de olas del mar, ni está al lado de la playa, en un paseo para presumir. Pero hay una afición a la que poco le importa eso, que bajó a pesar de Kurt, que decidió que el Lugo-Córdoba era mejor que asistir al sainete mediático capitalino, donde todo el mundo sabe más que nadie de temporales, vientos huracanados, lluvia, uralitas, techumbres y chapuzas varias.

Los cerca de 2.500 aficionados que se pasaron por la ribera del Miño vieron a un equipo que no echó de menos a Pedraza, que puede tener en Fede Vico a un nuevo complemento para su ataque y que observaron el estado de gracia de Joselu. El andaluz ya supera todos los récords goleadores en Segunda. Todo a pesar de Kurt. Menos mal que en el Ángel Carro no había uralitas.

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