Opinión

Motivos personales de la marcha de Valerón

Alas seis de la tarde del último día de la más que aciaga temporada 2020-21, un bombazo informativo resquebrajaba los cimientos deportivistas. Una noticia que cerraba un año del club para olvidar: «Valerón deja el RCDeportivo por motivos personales». En un texto de 10 líneas, como uno más de 2ª B, se agradecían los servicios prestados y ni siquiera se anunciaba una rueda de prensa de despedida.

Incrédulo por ello, esperé una semana para indagar cuáles podían ser los ‘motivos’ que habían llevado a El Flaco a pedir la resolución de los dos años que le restaban del contrato que tanto le ilusionaba. Hoy, atónito, compruebo que ni el club nos ha ofrecido, ni la prensa ha exigido una mínima explicación a esa noticia bomba.

La consecuencia de ese secretismo provocó que, automáticamente, fuese la calle, como siempre, la que ocupase el campo de los medios y hablase, «de buena tinta», que el adiós «es por una grave enfermedad» de Valerón o de un familiar allegado… al tiempo que otros aseguraban un muy sustancioso contrato en el extranjero.

Los que nos preciamos de conocer muy bien al canario descartábamos de plano la segunda —me defraudaría si, con un contrato en vigor, antepusiese a otro club por una mejora económica— al tiempo que nos preocupaba de verdad que sufriese, él o su ser más querido, una dolencia que le exigiese permanecer en Arguineguín.

Hoy, ya confirmado que ambos gozan de una salud envidiable para sus edades, solo me queda confirmar que su destino no será Grecia, porque, de lo que sí estoy convencido es que, por suerte para él y desgracia para nosotros, pronto trabajará en un club u otro blanquiazul integrará alguna selección española. Se lo merece.

Entonces ¿cuáles han sido sus «motivos personales»? «La voz de la calle» —ojo, no confundir con el silencio cómplice de ‘El Oráculo’— nos habla de falta de confianza y de poca valoración de su trabajo, de incumplimientos, del «liderazgo» de Albert Gil… En fin, que ha sido ninguneado, lo que vulgarmente se conoce como «hacerle la cama». Ahora sí estoy convencido de que existían «motivos personales» que, por tan «personales», no los cuenta un Juan Carlos siempre discreto y reservado de más. Lo que no contradice, aunque la gente no la conozca, la fuerte personalidad de Valerón. Detrás de esa aparente timidez y sonrisa permanente, se esconde un líder natural, de muchos quilates, que aparece en los momentos más complicados y es aceptado, como muy pocos, por sus compañeros. Él va por delante siempre. No le preocupa cobrar el último… o no cobrar, ni persigue titulares… Es ejemplar.

El Flaco pide muy poco a cambio. Solo necesita estar a bien con Dios y contar con el cariño y la confianza de esa gente que cree en él y en su proyecto y que le concede libertad de actuación... y eso pensó que lo podía encontrar en el Dépor.

¿Contó con eso en A Coruña? Conozco muy bien a Juan Carlos. Quizás influya no solo el cariño que nos tenemos, sino el ser los dos Géminis y los muchos años que hemos disfrutado y sufrido juntos, por eso, y sin haber hablado con él, creérmelo, apostaría que no recibió algo tan elemental que necesitaba… y eso no lo superó.

Mucho más le había prometido alguien que ya no podía cumplir. Ėl, sin embargo, puso en marcha su proyecto. Nadie debe olvidar que el Fabril comenzó a ser el que nunca debió dejar de ser. Un equipo joven, integrado en buena parte por juveniles, hoy campeones de España, que se beneficiaron, como el club, de su apuesta. Eso fue en detrimento de fichajes caros y de jugadores de mayor edad, del director de cantera anterior a Fran, y no se lo perdonó. Suponía el primer paso y fue el ultimo.

Sí, se ha ido del Deportivo, en silencio, Valerón, sin duda un estandarte de la historia del club, para mí el primero por su comportamiento en los momentos más difíciles, hasta ser el único que, a pesar de mi petición de que lo hiciera, se negó a denunciar al club, y así es hoy el único al que se le debe, porque al final convencí a Manuel Pablo, que estaba en la misma actitud, y nadie ha querido profundizar en las razones de su marcha. Todo muy raro ¿no?

El Flaco pide muy poco. Solo necesita estar a bien con Dios y  contar con el cariño y la confianza de esa gente que cree en él y en su proyecto y que le concede libertad de actuación

Incluso, de las declaraciones de Fran se deduce que su salida fue una gran sorpresa, que hasta la plantilla del Fabril 21-22 la habían configurado un par de días antes y, sin embargo, no se intentó convencer a Juan Carlos de lo malo que era para el club su petición. Con muy poco esfuerzo hubiesen conseguido hacerle cambiar de opinión, pero parece que nadie se percató de que la de Valerón será una pérdida irreparable que echaremos todos en falta y aún más, si, como se dice, la apuesta de Abanca por la cantera es la piedra angular del proyecto futuro.

También creo que se equivoca El Flaco —porque igual que no le regateo elogios, le debo señalar sus errores— marchándose sin despedirse de una afición que lo adora y sin al menos insinuar las razones de su marcha, porque esa actitud va a permitir a un sector criticar su silenciosa salida, mientras desarma la defensa de otros.

Es este uno de los artículos que ojalá no hubiese tenido que escribir nunca. Es posible que muchos deportivistas hoy no se den cuenta de que se trata de una pérdida histórica. Yo, sí. 

En nuestro fútbol formativo Valerón debía haber sido mucho más que un entrenador. En lo humano lo veía como el gurú, el maestro soñado para nuestros hijos. En lo futbolístico, nuestro Johan Cruyff. Sería único.

Siento una tristeza enorme. De aquel Deportivo solo me quedaban la afición y Valerón, con su lugarteniente Manuel Pablo. Todo parece indicar que a los canarios les abrieron la jaula para que volasen. Ya no me queda más que Álex. Debemos cuidarlo bien, al igual que a los aficionados, porque el nombre, el escudo, la historia y la afición es la única herencia que le vamos a legar a los nuevos deportivistas.

P.D. Se dice que entre los agresivos ejecutivos «existe mucho cacique y poco indio». ¿Vuelven a sonar tambores de guerra? El depredador insaciable ataca de nuevo.

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