Opinión

Jorge, un tío legal

JORGE, ESE PORTERO que, como Juanito Acuña, sólo sirvió al Deportivo, se nos ha ido. Ayer, los 1.000 deportivistas que asistimos al Depor-El Ejido de Copa, y seguro que infinidad de ellos más a través de la TVG, guardamos un sentido minuto de silencio por él y por otros admirados blanquiazules fallecidos en 2020. Descansen en Paz todos ellos.

A Jorge, jugador en mi época del “Camina o reviento”, quisiera rendirle mi sincero homenaje, porque guardo de él un recuerdo entrañable. Me parece estar viéndolo, totalmente destrozado... e indignado, aquella noche del robo de 1989 en Valladolid, tras el partido de la semifinal de Copa del Rey, a la que llegamos gracias a los penaltis que le había detenido a la Real de Arconada, Zamora... Era, siempre lo fue, un deportivista de verdad, y, por ello, uno de los que más sufría por el injusto castigo por culpa del nefasto arbitraje de Soriano Aladrén.

Ni siquiera le había servido de mínimo consuelo la promesa que le habíamos hecho a los jugadores y técnicos, en la cena posterior al encuentro, que, a pesar de la eliminación, percibirían el 50% de una más que jugosa prima que tenía la plantilla por llegar a Madrid. Nada podía hacer olvidar una final, que daba acceso directo a la Recopa de Europa, porque el Real Madrid ya era el Campeón de Liga y finalista de Copa.

Me consta que “se escapó” con alguno más, todos lo sabíamos y después nos encontramos todos, a tomar una copa que le permitiese olvidar, al menos un rato, el enorme disgusto de una eliminación más que injusta.

Jorge era líder de un vestuario especial. Tan grande en lo humano como en lo físico. Era inmenso en todo y lo llenaba todo, por lo que noticia de su muerte hizo que notase algo raro en las mejillas. No teníamos una relación personal muy estrecha, pero él y yo sabíamos que nos queríamos un montón. Jorge no engañaba nunca a nadie. Iba siempre de frente, con su verdad por delante, lo que, sin duda, le costó más de un disgusto.porque era claro, valiente... y lanzado.

En lo futbolístico siempre me pareció un gran portero, incluso creo que se pudo exigir algo más, que pudo llegar más arriba. Tenía unas cualidades extraordinarias que le hicieron debutar con 20 años y que le permitieron estar casi 15 años a un alto nivel y finalizar su vinculación con el club, con 34 años, rubricando su licenciatura futbolística con la Matrícula de Honor del ascenso de 1991, tras 19 años sin que el Deportivo pisase la Primera División.

Como guardameta fue un adelantado a su tiempo, un precursor de los porteros que dominan el juego con los pies, aún cuando entonces se les permitiese poder utilizar las manos ante cualquier pase de un compañero, hasta el punto de aprovechar -yo lo había vivido antes en el Ural con el después internacional Paco Buyo y Quique “Loco”, que alternaban su posición de portero con la de centro delantero goleador- la menor ocasión que se le ofrecía para mostrar sus indudables condiciones futbolísticas. ¡Lo que hubiese disfrutado hoy como portero!

Jorge se nos ha ido de repente, sin hacer ruido, casi diría que en silencio. ¡Quién podía sospechar que le pudiese fallar el corazón con lo grande que lo tenía! Así ha sido, pero yo no querría que pasase este momento de dolor sin acompañar a su familia y sin rendirle mi recuerdo emocionado, y el de tantísimos deportivistas, a él, una persona que era imposible que pudiese pasar desapercibida estuviese con quien estuviese

Amigo Jorge, te tendremos siempre en el recuerdo, porque fuiste, por encima de todo, “un tío legal”.

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