UNA EMBESTIDA de Bottas nada más ponerse el semáforo en verde dejó a Hamilton sin posibilidades de victoria nada más iniciarse la carrera. Aunque la temporada no ha hecho nada más que empezar, parece incuestionable que el Mundial de Fórmula Uno se va a volver a quedar en el garaje de Mercedes. Sin embargo, las estadísticas dicen que en sus tres campeonatos (2008, 2014 y 2015), Hamilton siempre ha ganado una de las dos primeras carreras del año y este no ha sido así. La diferencia entre el británico y su compañero Rosberg siempre estuvo marcada por la suerte y en esta ocasión, esta parece haber cambiado de bando. Solo el azar puede explicar los problemas que sufrió el alemán dos años atrás en el GP de Abu Dhabi; la rotura de su motor el año pasado en Monza cuando luchaba por el título, o la inexplicable avería del acelerador que sufrió semanas después en Sochi. Incidentes todos ellos, que hicieron dudar si lo de Rosberg era un simple gafe o si había triquiñuelas ocultas en la fábrica de Brackley. El azar está de su lado.
