Opinión

Sánchez, de ronda

EL PRESIDENTE del Gobierno en funciones y candidato socialista a repetir en Moncloa, Pedro Sánchez, le dijo al Rey el miércoles por la noche que carece de apoyos para solicitar la confianza del Congreso, pero que espera reunirlos después de una doble ronda de consultas con los presidentes autonómicos y los líderes de los partidos políticos de base parlamentaria.

De este modo blanquea la decisión de tratar con Torra, con Bildu y con Vox, a los que parecía haber aislado dentro de un cordón sanitario. Y además pretende cargarse de razón respecto a su tesis de que no hay más alternativa que la de un Gobierno PSOE-UP con el apoyo del PNV, MP, partidos regionalistas menores y la abstención de ERC en la investidura. Viene a decir que por él no quedará el intento de buscar otras combinaciones.

Así luego podrá alegar que hizo todo lo posible por explorar todas las vías posibles, incluida la del gobierno constitucional, pues ya anunciado que el lunes que viene empezará por recibir a Pablo Casado (PP ) y a Inés Arrimadas (Ciudadanos).

En realidad, estamos ante una especie de pasatiempo. Nunca mejor dicho. Calculado por los guionistas de Sánchez como unos días-semanas a la espera de que su segundo socio preferente (ERC) salga de las procelosas fechas que se avecinan en el calendario independentista.

A saber: euroorden de Puigdemont, inmunidad de Junqueras, el clásico Barça-Madrid, el congreso ‘nacional’ del partido de Junqueras, ERC, posible inhabilitación de Torra por sentencia judicial, controversia en el campo independentista por la reciente clasificación en segundo grado de sus nueve dirigentes presos, el espectro de una inesperada convocatoria de elecciones autonómicas, etc.

A pantalla pasada los negociadores socialistas esperan estar en mejores condiciones de conseguir la abstención de los 13 diputados de ERC que Sánchez necesita para seguir en Moncloa. En ellos tiene puesta fija la vista para que la aritmética parlamentaria le sea propicia.

No quiere gobernar con ERC sino gracias a ERC. Pero eso tiene un precio. Y pagarlo mejora la suerte de un partido dispuesto a devorar el Reino de España. Es poner el futuro del país en manos de un sedicioso. Sería un paso más en el aquí y ahora de unas fuerzas secesionistas que están en condiciones de bloquear la gobernabilidad, en función de que se les reconozca o no el derecho a romper su integridad territorial.

Por si sus competidores por la supremacía independentista lo han olvidado, el todavía presidente de la Generalitat, Quim Torra (JxCat), ha recordado a los dirigentes de ERC que están atados a un compromiso en favor de la amnistía y la autodeterminación, firmado junto a la CUP después de la sentencia del TS contra los dirigentes independentistas condenados por sedición.