Opinión

Pedro-pablismo

CON EL próximo y definitivo salto de los PGE al Boe, tras su paso por el Senado, el poder de Sánchez se apoyará en dos barandillas. Las dos estarán disponibles en la primavera. Una, la capacidad de partir y repartir los fondos de recuperación de la UE. Otra, la vacunación anticovid de los españoles. Entonces estará en condiciones de gobernar sin sobresaltos, una vez resuelta la incorporación de al menos los 21 escaños de los que cojea la coalición PSOE -UP. De hecho, no han sido 21, sino 34 los incorporados al proyecto presupuestario por una economía teóricamente más social, más verde, más industrial y más digital.

Hemos visto las dos grandes hipérboles de la polarización, la arrogancia del poder y el catastrofismo de la oposición conservadora. Así de barato y de peligroso es el pedro-pablismo de la política nacional que protagonizan básicamente Sánchez, Iglesias y Casado. Entre esas dos sobreactuaciones se mueve y se banaliza la lucha por el poder, unos por conquistarlo, otros por conservarlo, mientras crece el malestar social y las colas del hambre. A los 600.000 parados desde febrero a causa del covid, pueden unirse los 745.000 acogidos a los Ertes, que en realidad son parados potenciales si los planes de vacunación (tres fases, 18 grupos) no se malogran con una tercera ola. Lo demás viene pintado de rasgos frentistas y confrontación entre bloques.

Hasta ahora los aliados del PSOE (Iglesias, Rufián y Otegi) miran a los demás como si les debieran algo y avientan descaradamente sus objetivos anticonstitucionales sin que Sánchez los desmienta. La sobreactuación también cunde al otro lado de la barricada, pues el PP , Vox y Cs no pierden ocasión de meter en el dedo en la herida. Les falta tiempo para acusar al Gobierno, o a una parte del mismo, de estar alfombrando el camino de los enemigos del régimen para que el sistema asentado hoy sobre el principio de soberanía nacional única e indivisible sea mañana una república de soberanía fragmentada en varias naciones.

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