Opinión

Tránsfuga al triple

La mejor definición de Manuel Valls quizá la dio el siempre ácido columnista Raúl del Pozo: es tres veces tránsfuga. De partido, de país y de pareja. De partido porque, tras ser alcalde y primer ministro con el Partido Socialista (PS) galo, probó suerte con En Marche, la formación que lidera Emmanuel Macron, donde le cerraron el paso. De país porque al no contar con mucho futuro político del otro lado de los Pirineos aterrizó en su Barcelona natal para cortejar a Albert Rivera, de quien ha acabado separándose tras dar apoyo a la investidura de Ada Colau. Y de pareja porque, tras dejarse ver en el papel couché en brazos de hermosas damas en Francia, ahora las revistas dicen que se casa con una de las mujeres más ricas de España: Susana Gallardo. Nadie discute su talento y talla política ni su habilidad para buscarse la vida, pero a estas alturas no nos puede engañar quien siempre fue un bon vivant

Medidas ante la falta de curas 

Es un pequeño paso, quizá forzado por la pérdida paulatina de sacerdotes. El Vaticano acaba de abrir la puerta a la ordenación de hombres casados en zonas aisladas. La propuesta se debatirá en una cumbre de obispos sobre la Amazonía en octubre.

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