AUNQUE PAREZCA lo contrario, Albert Rivera en realidad no se ha ido nunca de la política. Sí es cierto que en noviembre de 2019 anunció embargado por la emoción su marcha de la primera línea tras administrar de mala manera un éxito que lo había catapultado hacia una vicepresidencia del Gobierno que rechazó y ahora ocupa —no sin polémica— Pablo Iglesias. Sí es cierto también que Rivera fichó por un bufete de abogados, que celebró paternidad y que publicó incluso un libro. Pero sin dejar de estar pendiente —demasiado pendiente, pensará Inés Arrimadas— de lo que sucede en Ciudadanos. Si hacemos caso a lo que publicaba ayer La Razón, estos días anda tejiendo futuras alianzas con el PP tras los malos resultados en Cataluña de ambas formaciones. Tiene hilo directo con Pablo Casado y García Egea, así como con nostálgicos exmiembros de su partido. Y al parecer se mueve al margen de la dirección naranja, lo que no parece edificante en alguien que exigía lealtades.
.. y Arrimadas no se rinde
La líder de Cs no tiene pensado dimitir ni variar su estrategia, si bien podría hacer algún ajuste. Sobre todo porque Cuadrado y Espejo, sus más estrechos colaboradores, son muy cuestionados.
