"LA ÓPERA es la verdad de la mentira y el cine es la mentira de la verdad", sostenía el siempre ingenioso escritor Ramón Gómez de la Serna. Lo que no sabía el creador de las greguerías es que la ópera iba a sobrevivir, tras 500 años, mientras que el cine pasaría por dificultades, sobre todo por el cambio de hábitos. Ahora el talento se destina a las series y los más jóvenes prefieren consumir contenidos audiovisuales en sus smartphones. Viene esto a cuento de la distinción al Teatro Real de Madrid como mejor compañía del mundo por su programa de 2019. Nada que envidiarles al Metropolitan de Nueva York, a la Scala de Milán o a la Royal Opera House de Londres. Tenemos la mejor oferta lírica a muy pocas horas de casa. No lo olvidemos cuando esto vuelva a la normalidad.
