Opinión

Illa no es una isla

"¡Hay gente pa'tó!", cuentan que dijo Rafael el Gallo cuando le presentaron a Ortega y Gasset y le explicaron que era filósofo. Si hoy viviera el torero, seguramente diría lo mismo de Salvador Illa, que aterrizó en Sanidad para cubrir la cuota catalana en el Gobierno y porque ese ministerio, al ser de poco fuste y tener las competencias transferidas, le permitiría dedicarse a otras cosas. Por ejemplo: a negociar con los secesionistas. Sin embargo, quién le iba a decir a este exalcalde y licenciado en Filosofía que iba a convertirse en superministro y principal referente contra la mayor emergencia sanitaria en mucho tiempo. Fue recibido con críticas por no ser ni tan siquiera médico y cometer errores de novato. Pero a medida que avanzaron los días su figura se ha ido agrandando. Por su humildad, sensatez y exquisita educación, algo que no abunda precisamente hoy en política. Outsider sí, pero no tanto como otros.

Las prioridades del Concello
Al equipo de Lara Méndez hay que reconocerle que se puso del lado de autónomos, pymes y familias. Habrá iniciativas que agraden y otras que no, pero lo que no se discute es que en Lugo hubo capacidad de reacción ante la crisis. Desde el minuto uno.

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