Opinión

Viernes de división

"No niego que para las grandes superficies será bueno, pero al pequeño comercio nos hace daño". Quien habla así sobre el Black Friday (Viernes Negro) es la propietaria de una tienda de toda la vida. Muchos consumidores no opinan lo mismo y se lanzan este viernes a la calle para aprovechar los grandes descuentos y, en muchos casos, adelantar las compras de la Navidad. Son las dos caras de una moda importada de EE UU que arrasa en todo el mundo y que ha obligado a variar el calendario comercial y hasta los hábitos de consumo. Lo que empezó siendo una jornada de compras tras el Thanksgiving Day (Día de Acción de Gracias) se ha convertido en una semana de tirar la casa por la ventana. Problema: los precios se ajustan al máximo y, aunque la facturación se eleva, las ganancias son limitadas. Hay que trabajar mucho para ganar poco. Pero como diría un clásico: no se debe ir contra el sino de los tiempos.

¿Y la campaña de Navidad?
La campaña navideña todavía se puede chafar más. La inestabilidad política y económica no ayudan. Y la meteorología tampoco. En plazas y mercados, el precio del marisco se dispara por el temporal. Y ello retrae a muchos consumidores. Menos mal que la próxima semana saldrá el sol.


 

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