SI BIEN PUEDE parecerlo, el titular no va sobre la política nacional sino sobre las orquestas y los extraños accidentes en los macroescenarios con los que comparecen en nuestras fiestas y verbenas. De un tiempo a esta parte, prima el espectáculo sobre la música. La gente ahora ya no va solo a bailar o a escuchar determinados temas sino a ver el show de su formación preferida (Panorama, París, El Combo, Olympus...). Y, claro, las opciones son tantas y la competencia tan fuerte que algunas se ven impelidas a ofrecer algo más. Y ya se sabe: entra en juego el riesgo y pasan cosas como la muerte de una bailarina en Ávila por una explosión, la caída de una trapecista en Grandas o las lesiones de un operario en Bóveda. Son hechos puntuales, sí. Pero deben invitar a la reflexión. Divertirse, por supuesto. Pero, ante todo, seguridad. Para que no se rompa la fiesta.
¡Qué razón tenía Chesterton!
Decía Chesterton que el periodismo consiste en "informar de que Lord Jones ha muerto a gente que no sabía que Lord Jones vivía". Un ejemplo es Immanuel Wallarstein, sociólogo clave para comprender mejor la sociedad actual cuyo deceso pasó desapercibido. Queda el legado de su obra.
