Opinión

Ministra portavoz

LO VAMOS a decir ahora que acaba de sacar adelante los Presupuestos y está de enhorabuena en su condición de ministra de Hacienda: desde Ángel Acebes no se había visto nada igual en la Portavocía del Gobierno español. Nos referimos a la dificultad para hilar frases con cierto sentido por parte de María Jesús Montero, que en las últimas comparecencias ha dejado perlas como estas: "Personas actuales", "la situación individual de cada uno", "el Gobierno trabaja desde el final del día a la noche", "nunca antes unos Presupuestos se habían dialogado tanto"... Y si a ello añadimos su excesiva gestualidad, su propensión a utilizar un lenguaje tabernario y una prosodia muchas veces ininteligible la verdad es que resulta difícil comprender cómo esta médica del barrio sevillano de Triana pudo haber llegado a ser la portavoz del Gobierno. ¿Quizá para que no se le entienda nada? Puede ser un buen argumento. Si eso es lo que quería Pedro Sánchez cuando la nombró para el cargo, desde luego lo ha logrado. 

Ni andalufobia ni nada parecido 

"La ministra no habla un mal castellano, sino un perfecto andaluz". El periodista cordobés Juan P. Bellido le quita hierro al asunto. El problema no es el acento de su tierra, sino lo que Montero dice.

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