Opinión

Labrar un futuro

CERCADO POR el pasado (Bárcenas y la caja B) y por el presente (los malos resultados de Cataluña y las críticas tanto de los barones más moderados de su partido como del ala radical), Pablo Casado trata de labrarse un futuro trasladando la sede nacional del PP. Un golpe de efecto más del líder popular, que parece haberse abonado a la máxima lampedusiana que tanta fortuna hizo en ciencias políticas: "Si queremos que todo siga como está es necesario que todo cambie". Lo que pasa es que estas cosas tienen su riesgo. Y, como avanzaba ayer un avispado analista, al joven líder popular puede ocurrirle que él y su equipo sí dejen la calle Génova pero miren para atrás y no los siga todo el partido. Pues, como de todos es sabido, en tiempo de tribulación no es aconsejable hacer mudanza.

La valoración del número dos
​No sentó nada bien que en la noche del domingo Teodoro García Egea le restara trascendencia a los malos resultados y dijera que las elecciones catalanas "nunca fueron extrapolables a nivel nacional". Algo muy discutible, pues bien que sacó pecho su partido cuando Alicia Sánchez Camacho logró 19 escaños en 2012. Valoración muy diferente a la del candidato Alejandro Fernández, que sí habló de fracaso sin paliativos.

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