
La pregunta clave
LA PREGUNTA que hay que formularse siempre en casos como el del movimiento estratégico de Pablo Iglesias es la que se hacía Cicerón: "Cui prodest?". ¿A quién beneficia? Obviamente a Yolanda Díaz, nueva partenaire de Pedro Sánchez. Después a Unidas Podemos, que podría pasar de la irrelevancia o el estancamiento en Madrid a iniciar un proceso de recuperación. Lejos de lo que pueda parecer, lo que ocurra no tiene por qué perjudicar a Iglesias, que —no lo olvidemos— ya sufría un cierto desgaste: estaba bajo mínimos en valoración y enfrentado a varios ministros socialistas. Es cierto que renuncia a ser vicepresidente, pero seguramente sin perder poder e influencia. Quienes lo conocen saben que seguirá dirigiendo Unidas Podemos desde la sombra. Y si la operación Madrid no le sale del todo mal incluso saldrá reforzado. Y si no le sale del todo bien siempre podrá ‘vender’ que se inmoló en beneficio de sus compañeros.
¿Y quién puede salir perjudicado?
La irrupción del líder de UP en el 4-M no beneficia a PSOE ni a Cs, dado que el voto se va a polarizar. Ya lo anticipó Ayuso: habrá que elegir "entre comunismo o libertad". O, para ser precisos, entre dos maneras populistas de entender la política.