En Alemania, por lo que se ve, también tienen un Amancio Ortega. Se llama Dieter Schwarz, es el dueño de la cadena de supermercados Lidl y un ejemplo de discreción. Pese a ser el hombre más rico de su país, nunca dio una entrevista ni participó siquiera en un reportaje. Apenas hay fotos de él y en su propia ciudad, Heilbronn, un poco mayor que Lugo, poca gente sería capaz de reconocerlo por la calle. "Su vida anónima recuerda a la del propietario del imperio Inditex", destacaba estos días El País. Y es que con el gallego originario de la localidad leonesa de Busdongo comparte generación —es también octogenario—, habilidad para saber rodearse de gente con talento —lo que les permite a ambos seguir el día a día del grupo desde una prudente distancia— y una vocación filantrópica con la que quizá pretende compensar a los demás por lo mucho recibido.
Larry King, más que tirantes
"Expand on that", solía decir Larry King a sus entrevistados en la CNN cuando le parecía que no eran explícitos o se contradecían. Sin alzar la voz, sin hacerse notar. Así era este maestro de la comunicación al que se llevó el covid a los 87 años. Un tipo tan famoso como humilde que era mucho más que un icono con tirantes. Un ser irrepetible.
