Opinión

El caso Garañón

Lo escribimos en esta misma sección hace un par de semanas con motivo de la absolución de Pachi Vázquez y lo volvemos a escribir ahora que se confirma el carpetazo al caso Garañón: la Justicia cuando es lenta no es justa. O, como decía Séneca, "nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía". Ya sabemos que tiempos políticos y judiciales difícilmente van de la mano, pues los primeros suelen ser mucho más ágiles. Pero si además los procesos no se sostienen en pruebas sólidas y las dilaciones no parecen estar debidamente fundamentadas, lo más normal es que el daño sea irreparable. Es lo que les ha ocurrido a José López Orozco —un coleccionista de desimputaciones por cierto— y a José Ramón Gómez Besteiro, que han visto sepultada su vida política y dañada su reputación social por unos hechos de los que ahora quedan exonerados. Sin duda se trata de una excelente noticia para ellos, pero ¿quién compensa todos estos años perdidos?

Las duras penas de telediario

Cuando la juzgada es una persona conocida por su actividad pública, el juicio paralelo es inevitable. Las penas de telediario suelen ser duras y tienen una difícil reparación. "Nunca me pedirán perdón los que actuaron como jueces", decía este miércoles Orozco.

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