Opinión

Datos que asustan

ASUSTA VER los datos de un informe sobre el campo en Francia: 6,2 millones era el número de personas que se dedicaban a la agricultura en el año 1955. Hoy son apenas 400.000. Y la inmensa mayoría de los 36.000 núcleos que hay en el vecino país tienen menos de diez mil habitantes. Así que el fenómeno de la despoblación no afecta solo a Lugo, Galicia o España, como bien había hecho constar Manuel Campo Vidal en unas recientes jornadas organizadas por el Grupo El Progreso y Next Educación. También se deja notar en la vieja Europa, donde los efectos del coronavirus hacen más evidente si cabe la decadencia de un medio rural en el que se ha incrementado el número de suicidios. Sí, han leído bien: suicidios. De gente desesperada al no ver viabilidad a sus proyectos vitales. De personas que no saben cómo sacar adelante a sus familias y acaban tocando fondo.

Una película retrata el drama

En el nombre de la tierra es el título de la película que retrata el drama de esta Francia profunda. La dirigió el periodista y cineasta Edouard Bergeon, cuyo padre campesino se quitó la vida. Tuvo un arrollador éxito de taquilla pese a su crudeza. Un fenómeno similar al que se vivió con O que arde, de Oliver Laxe, que reivindica la Galicia vacía.

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