"CUERPO A tierra que vienen los nuestros". Eso es lo que decía Pío Cabanillas y eso es lo que debe de estar pensando la otrora todopoderosa baronesa Susana Díaz, que en sus mejores tiempos fue presidenta de Andalucía y se vio ocupando el puesto que ahora tiene Pedro Sánchez aupada por destacados dirigentes de su partido. Pero, pese a tenerlo todo a favor, la cosa no salió bien. Y ya se sabe: donde las dan, las toman. Viene esto a cuento de que estos días —los conspiradores no descansan ni en Navidad— hay movimientos por el sur para desbancar a la lideresa, que, dicho sea de paso, ofrece resistencia... aunque es consciente de que no lo tendrá fácil. En un pasado reciente ya renunció a presidir el Senado, que era una especie de patada hacia arriba. Los tambores de guerra ya se escuchan y empieza a haber fuego amigo, ese al que tanto temía el siempre ocurrente don Pío.
Señal clara de que algo falla
En una comparecencia sobrada de autobombo, Sánchez anunció este martes un plan para renovar la Corona. Reconocimiento explícito de que algo falla pese a los múltiples elogios al frío discurso del Rey. La pregunta es: ¿se soluciona todo con transparencia o hace falta algo más para que la institución vuelva a conectar con el pueblo?
