Opinión

Con la cara vacía

NO SOLO son sanitarias y económicas las consecuencias de esta interminable pandemia. También las hay psicológicas: angustia, temor, depresión... Al síndrome de la cabaña que algunas personas sufrieron durante la fase más aguda del confi namiento le sucede ahora el ‘síndrome de la cara vacía’, término recientemente acuñado por el psicólogo José Antonio Galiani para referirse a efectos relacionados con el uso prolongado de la mascarilla. Alude tanto a esa sensación de extrañeza que sufrimos al ir con la cara tapada como a la de vulnerabilidad que nos asalta al llevarla descubierta. Al limitar a los ojos nuestra expresividad, varios expertos apuntan que acabaremos perdiendo habilidades sociales e inteligencia emocional, tal como la defi nió Daniel Goleman. Así que armémonos de paciencia y ánimo, porque no hay mal que cien años dure.

El ‘tardeo’, apuesta solidaria

Ya lo dijimos aquí: el coronavirus está cambiando nuestros hábitos y haciéndonos más europeos en los horarios. De momento se ha llevado por delante la vida nocturna. En las redes ha surgido una iniciativa de ‘tardeo’ que apuesta por cenar a las ocho para apoyar a la hostelería. Algunos famosos se sumaron a ella. No parece mala idea.

Comentarios