Opinión

Bares, qué lugares

GABINETE CALIGARI, aquel mítico grupo de la movida madrileña, dedicó el celebrado tema Al calor del amor en un bar a esos establecimientos sin los que sería impensable el Spanish way of life. Sin ellos y su relaxing cup of café con leche —frase inmortalizada por Ana Botella— o sin la cerveza o el vino al salir del trabajo difícilmente podría ser reconocible nuestro modo de entender la vida y de relacionarnos socialmente. Pues bien, un reciente informe elaborado por dos prestigiosas consultoras viene a alertarnos de que las cadenas de restauración le están comiendo cada vez más terreno al bar tradicional. Tanto es así que crecen seis veces por encima del sector y ya acaparan el 26% de la cuota de mercado. Por lo que se ve, con los bares —"qué lugares tan gratos para conservar", cantaba Jaime Urrutia— pasa lo mismo que con los comercios de toda la vida: que no pueden con las grandes marcas y superficies.

Polémica difícil de entender
Mientras aquí casi nadie conjuga el verbo dimitir, una foto de 2001 de Justin Trudeau disfrazado de Aladino puede costarle su reelección en Canadá. ¿Es eso racismo? ¿Se puede juzgar libremente el pasado? ¿No caemos en un totalitarismo moral?

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