NO APRENDEMOS de los errores. Es la lección que nos deja esta interminable pandemia, que ha vuelto a constatar que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. En lo poco que llevamos de 2021 hemos vuelto a cometer las equivocaciones que nos lastraron a lo largo de 2020, incluida la Navidad. Y así nos va: acabamos de dar otro paso atrás. Y, claro, pagarán justos por pecadores, porque, como recordaba este lunes Feijóo, en Galicia cumplió con las normas la "inmensa mayoría". Pero no es suficiente. Diez meses después estamos casi como cuando empezamos, en una suerte de bucle. Y eso que lo hemos repetido hasta la saciedad: de la responsabilidad de cada uno depende el éxito colectivo. Si no queremos seguir con restricciones por bastante tiempo tendremos que hacer "un último esfuerzo" y "ser implacables con los que no cumplen", en palabras del propio presidente.
¿Nos hizo mejores el covid-19?
No, la pandemia no nos hizo mejores. La picaresca desatada con la vacunación es la última prueba de ello. Tampoco es ejemplar el comportamiento de los partidos políticos, que debieran dejar de lado sus disputas y mostrar unidad de acción para salvar vidas. Es lo mínimo que les podemos exigir
