IMAGÍNENSE QUE en una empresa privada uno de los socios, que además se sienta en el consejo de administración y tiene un destacado puesto directivo, respalda a la competencia y lanza mensajes contra compañeros y empleados. Sería impensable, ¿verdad? Pues es lo que viene ocurriendo una semana sí y otra también en el Gobierno central, donde el vicepresidente Pablo Iglesias va por libre. No es que trabaje en la gobernación por la mañana y haga oposición por la tarde, como otros políticos en este país, es que utiliza su cargo para disparar contra el propio Ejecutivo. «Habla fuera pero calla en el Consejo de Ministros», le cuentan a la periodista Lucía Méndez, que dice que el líder de Podemos disimula con ruido su nula «acción de gobierno» y escasa «gestión». El desafío llega a tal extremo que algunos ministros lo ven «intolerable» y elevan sus quejas al impávido Pedro Sánchez, que parece Marlon Brando en ‘El rostro impenetrable’. Yolanda Díaz marca distancias Hace unos días, Yolanda Díaz le dijo al ministro Escrivá: «A mí no me digas nada, que no soy de Podemos». Y ahora matiza a Iglesias: ve un debate sobre la «calidad», pero deja claro que España «es un país democrático». ¡Atentos a la ferrolana!
