Opinión

Odio eterno al fútbol moderno

Dice un proverbio inglés que el dinero no compra la clase. Tampoco la personalidad, algo tan subjetivo como baladí en la industria del fútbol. Los jugadores no tienen culpa de cobrar 100 kilos por temporada cuando sus camisetas se venden online en todo el mundo, pero parece que los millones son inversamente proporcionales al carisma. Ahora que los futbolistas clonan las rayas de sus camisetas en sus peinados, como CR7, añoro la melena de Mostovoi. También prefiero el camión de Pandiani antes que el Lambo dorado de Neymar y el cuello levantado de Djalminha a los trajes horteras de Messi. Odio eterno al fútbol moderno. Salvo que seas del Bilbao, donde aún quedan unos chavales que prefieren montar un grupo de rock a pasarse el día en la Play y presumiendo de cochazos en Instagram.

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