Opinión

Feliz, feliz no cumpleaños

Piense en un buen regalo que le han hecho. Ahora piense en uno que ha hecho usted

UNA TARJETA con un importe predeterminado en una tienda de ropa de una cadena gallega. ¿Le parece o no un buen regalo? A priori, sí. Es cómodo, es práctico, es efectivo: uno va y se compra lo que quiera con dicha cantidad. Incluso si quiere puede añadir algo de su propio dinero y comprarse algo más. Incluso si le apetece, puede comprarse algo más pequeño y dejar algo de saldo en la tarjeta. Ayuda a disfrutar de una nueva temporada, sin duda. Ahora que viene la primavera, por ejemplo.

Ocurre sin embargo que no sirve demasiado para los románticos, en el sentido amplio de la palabra. Uno no suele recordar que ese jersey se lo compró con la tarjeta regalo de tal pariente o de tal amigo. Algo similar ocurre con las listas de boda: pocos son capaces de acordarse de quién se encargó del robot de cocina y quién lo hizo de la vajilla moderna. Porque estaba todo escrito junto, porque la petición era global. Nos iguala esto de las listas y de las tarjetas, y es precisamente, en teoría, justo lo contrario a lo que pretendemos con un regalo.

Una pulsera como símbolo de un viaje, seguro que ha tenido una. Es algo simple, barato, pero no se olvida. Recuerda a dónde y con quién acudió y seguramente recuerda también por qué decidieron hacer eso tan adolescente de una pulsera de recuerdo. Y seguramente, aunque pase ya los 40 años, le guste, se la ponga y tire de memoria fotográfica mirando la pulsera sin necesidad de mirar ningún álbum de fotos. Ocurrirá también que le dará pena cuando se le rompa o cuando, por cualquier razón, tenga que quitársela. Y es un regalo.

Aunque la razón sea porque parten de derivaciones distintas que un profesor de lengua podría explicar, el regalo es un presente y sobre esto deberíamos pensar. Son sinónimos. Es un agasajo, es un obsequio, es un presente. Algo que se da ahora para celebrar el aquí y el ahora: el doy para que recibas. Por eso es tan bonito recibir un regalo inesperado, una sorpresa, porque es la celebración máxima del ahora por ser ahora, más allá de obligaciones que tengan que ver con fechas, sean las que sean. Y de nuevo, el regalo tiene valor por la ocasión, no especial, no por el importe.

¿Conoce algún padre que trabaje en un lugar establecido, tipo oficina, que no tenga algún dibujo de sus hijos colgado? Si no es un dibujo de un día cualquiera, es el que hicieron con motivo del Día del Padre o de la Madre, y es para ellos motivo de orgullo y regalo puro que en realidad, no ha costado nada. O casi nada, porque es seguro que un dibujo hecho a conciencia es algo realmente costoso.

Hay personas que esto de los regalos se lo toman tan en serio que tienen en su casa un cajón lleno de paquetería preciosa, de esa que ocupa una esquina entera en los grandes almacenes, especialmente en Navidad, y que pocos reparan en su importancia. Se suele tirar más del papel de regalo a un euro que venden en la cola del supermercado. Pero, ¡ay, la primera vez que uno recibe un regalo en caja, con tarjeta, con un envoltorio transparente, con un lazo de tamaño desmesurado...! Quizás esto sea como una cadena de ayuda: el que recibe algo así se puede convertir en uno de los que da regalos de escaparate.

Hay otra clase de personas en torno a este asunto del dar y recibir algo material: las que guardan doblado en cuatro el ticket regalo y las que lo tiran diciendo que los regalos no se cambian. Al primero se lo ha ido poniendo fácil el capitalismo porque antes era violento que te dieran un ticket donde se podía ver el precio. Ahora indica solamente eso de ticket regalo y la vida es maravillosa para el cambiador profesional de regalos. Viene a ser un poco el modo tarjeta regalo: tiene un importe que sabrá al llegar a la tienda, pero que no ve delante del obsequiador y con ese dinero adquiere lo que le parezca.

Existe con frecuencia una caja de planes de regalo en las cestas de las revistas de los salones. Algunas están gastadas, otras no se han abierto. Regalar experiencias es algo que se ha puesto en práctica para dar un paso más... y quizás necesitaríamos otra página para compartirlas... si el periódico nos la regala...

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