Opinión

Grazie di tutto, Valentino

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photo_camera Rossi, tras su última carrera. EUROPA PRESS

Tengo que empezar reconociendo que esta temporada no he seguido de manera regular el Mundial, más allá de ver un par de grandes premios que se emitieron en abierto. Pero esta última carrera de la temporada no podía dejar de verla. Había llegado el día que, aunque esperado, los amantes del motociclismo nunca quisimos ver: la última vez que Valentino Rossi pilotaba una moto en MotoGP. Al final no pudo acabar subiéndose al podio pero, como si fuera una especie de homenaje, los tres cajones fueron ocupados por Ducati y sonó el himno italiano por el ganador, Pecco Bagnaia. Y en un día (el 14/11/21), cuyos dígitos sumados resultan 46.

Rossi acabó décimo su última carrera, el mismo número que títulos podría haber tenido en su haber si no le hubieran 'robado' el Mundial en 2015, también en Valencia, un circuito donde ya había perdido un titulo en 2006.

El de Tavullia ha sido un fijo del gran circo de las motos durante 26 años, en los cuales ha conseguido 9 títulos mundiales (7 en la máxima categoría), con 115 victorias (89 entre MotoGP y 500 cc). Pero Valentino trasciende los números como leyenda de un deporte en el que retiró una generación que se suponía que venia a retirarle.

Rossi lo ha representado todo para el mundial de MotoGP. Su llegada y explosión cambiaron el Mundial por algo más glamuroso e internacional, pero sin perder la esencia. Nos deja un mito que ha regalado muchos domingos de espectáculo.

En la retina de todo aficionado quedarán grabados grandes momentos, como su primera victoria con Yamaha, en cuclillas llorando al finalizar la carrera y demostrando que el hombre estaba por encima de la máquina. Adelantamientos como el que le hizo a Sete Gibernau en la última vuelta en Jerez o la pasada que le hizo a Stoner en el mítico ‘sacacorchos' de Laguna Seca, agrandaron su leyenda.

Pero para mi, su mejor carrera y la que tengo guardada en la memoria (y en VHS por si esta me falla algún día) fue en el Gran Premio de Australia en 2003. Ese día lo penalizaron con 10 segundos por adelantar con bandera amarilla a Melandri. Acabó cruzando la bandera a cuadros con una ventaja de 15 segundos en lo que fue puro espectáculo y una exhibición de pilotaje. Aquel día fue la única vez que me alegré de madrugar.

Grazie di tutto, Valentino... Grazie por estos 26 años de puro espectáculo.