Opinión

Ejemplaridad

Un monarca viejo y cansado, acorralado por la pérdida de popularidad y la protección a ultranza hacia su figura por parte de los medios durante décadas, dijo en un milimitradamente escrito y sopesado discurso de Navidad aquello de que la justicia es igual para todos. Nunca han explicado el porqué se ha ido fuera de España a ese exilio cuando menos impuesto y estrambótico a uno de esos países donde la democracia y la libertad no existen. Su yerno sí fue a una prisión pero a un módulo de mujeres habilitado para el solo durante unos años. 

Pero no vamos a escribir ni referirnos al viejo monarca, ya no toca porque nunca en verdad tocaba. Pero sí hablemos de impunidad y de indultos. También de las responsabilidades civiles de políticos por políticas públicas ineficientes e incluso despilfarradoras. O por consentir latrocinios propios y ajenos. Sigamos brindando a las castas y protegiendolas de todas las veleidades corruptas que en eso, en España, damos lecciones pero tam ien lo hacen muchos otros países. En qué manos estamos cuando nadie quiere amputar y rige aquello que tras de mí que arreen otros.

Nos están abonando el terreno para los próceres de antaño y de siempre porque siempre han estado y seguirán estando ellos y los otros pero siempre los mismos. 

Grave error si al final el Gobierno concede el indulto a los implicados y condenados por el Supremo en el caso de los Eres andaluces. Eres y subvenciones en una España de minufindio mental y golfonería a raudales donde muchos se han acostumbrado a vivir de lo público y estos, dar las prebendas y migajas a estómagos agradecidos pero sin atisbos de escrúpulo moral alguno. Caciquismo de hogaño y antaño. Eterna gangrena y miseria moral de un pueblo. España, país cainita y anestesia global.

Si Pedro Sánchez indulta finalmente a los expresidentes andaluces y ex ministros y ex presidentes del PSOE abona y empedra aún más el camino a un nuevo presidente que solo debe esperar a que la fruta esté definitivamente madura, aunque no lo hará sino que seguirá brindando ideas y proyectos de estado a un Gobierno que ni quiere escuchar ni menos le interesa sin darse cuenta que ya no tiene la iniciativa política. Esta está ahora mismo en manos de Núñez Feijóo. Solo debe administrar con inteligencia los tempos y las intervenciones controlando eso sí algunas, no todas, de las de los suyos. Solo es cuestión de tiempo porque la bola de nieve ya está en bajada limpia.

Comentarios