Jugar ante el filial de tu eterno rival supone una deshonra y perderlo, una herida que el Deportivo ya había experimentado en la primera vuelta y, además, en su estadio, Riazor. Por eso, tenía que salvar el honor y el escudo en su visita al Celta B en Barreiro. Lo logró con un 0-3 en una mañana que comenzó al ritmo de los mariachis y en la que el venezolano Miku rumbeó. El Deportivo había partido el sábado de la Ciudad Deportiva de Abegondo entre las bengalas y los cánticos de sus ultras, que le siguen animando en la categoría de bronce.
En Barreiro también hubo bengaleo, pero de la afición contraria. Y burlas. Un grupo de mariachis contratado por aficionados del Celta dio ambiente a la llegada del bus del conjunto blanquiazul. Medio millar de seguidores celestes le recibieron con gritos de "A Tercera, oe, A Tercera oe...". El Deportivo se puso en situación en medio de una deshonra.
Los aficionados recordaron aquel cartel con el que el capitán del Celta, Hugo Mallo, acudió a un derbi en Riazor: "Se vende", en alusión a los problemas económicos de su rival. Aquel día, el lateral, que era baja, acudió a Riazor como un seguidor más de su equipo. Los mariachis cantaron en torno a un ataúd pintado con los colores del Deportivo y se despacharon bufandas con otra mofa, de ONosoDerbi (nuestro derbi, en gallego, el de los equipos principales de Dépor y Celta), a onoBoderbi (el nuevo derbi, con un error gramatical por la B de la categoría del Deportivo).
