Opinión

La escoba que barre el pasado

El premio de limpieza urbana sorprende a una ciudad que sufrió una huelga de basura total

ALGUNOS TODAVÍA no nos hemos recuperado del notición de la semana, la concesión a Lugo del premio Escoba de Oro 2016 al aseo urbano, otorgado por una asociación integrada por profesionales del sector de la limpieza. Aunque la ciudad ya se había hecho acreedora de la Escoba de Plata en 2008, este nuevo galardón llama la atención por haberse producido justo cuando se cumplen dos años de una huelga de basura que casi acaba con la paciencia de los lucenses, que tuvieron que soportar durante dos meses de verano montañas de basura pestilente delante sus portales y calles sembradas de porquería.

El acuerdo entre los trabajadores del servicio de limpieza y la empresa Urbaser acabó con un problema que el anterior gobierno no gestionó bien hasta que empezó a presionar a una concesionaria que parecía querer dar en Lugo un ejemplo de inflexibilidad ante las demandas salariales de su plantilla.

También ayudó que ACS, que preside Florentino Pérez, ya negociaba la venta de Urbaser para tratar de reducir la deuda de este grupo empresarial, y un conflicto laboral no era la mejor tarjeta de presentación para colocar en el mercado una firma que, pese a todo, obtuvo un beneficio bruto de 250 millones en el último ejercicio. Dos años después, parece que ACS ya le ha encontrado comprador a Urbaser. Se trataría de un grupo chino interesado en aplicar en el país asiático la tecnología y el modelo de gestión de esta empresa, que en Lugo dispone del contrato municipal más caro, con una facturación anual de más de siete millones de euros, así como con unos 120 empleados.

Y si la noticia de la Escoba de Oro tan solo generó reacciones de sorpresa, la posible venta de Urbaser a una multinacional china sí que despertó recelos entre la oposición municipal, ya que el BNG aprovechó para volver a proponer al gobierno local la municipalización de la limpieza urbana, al considerar que los servicios del Concello se utilizan como "mercancía especulativa".

Los nacionalistas quieren que se aproveche el vencimiento en 2017 del contrato con Urbaser para cambiar el sistema de concesión por acuerdos puntuales con empresas para la prestación de este servicio, aunque en la propuesta no se aclara qué ocurriría con los trabajadores.

La plantilla de Urbaser, en caso de adjudicarse a otra concesión la limpieza de Lugo, tendría que ser subrogada, pero si se municipaliza el servicio, al igual que puede ocurrir con la grúa, no está claro que el Concello tenga que asumir a ese personal, por lo que un cambio de modelo podría desembocar en un nuevo conflicto laboral como el sufrido hace ahora dos años.

Y luego se abriría también el debate sobre si una brigada de limpieza compuesta por funcionarios con horario de 8.00 a 3.00 sería igual de efectiva que la de una empresa privada contratada por el Concello. Claro que aquí también hay que valorar que, a tenor de los datos conocidos en la huelga, el sueldo de un operario de Urbaser es más elevado que el de un peón municipal.

Concienciación ciudadana

Pero al margen de que la limpieza de Lugo pueda mejorar o empeorar según gestione el servicio una empresa privada o directamente el Concello, los lucenses que contestaron esta semana a una encuesta de este periódico sobre el grado de aseo de la ciudad fueron unánimes a la hora de considerar que, por mucho que se gaste en limpieza, lo prioritario es concienciar a la población de que la acera tiene que ser como el pasillo de su casa. Escenas de fumadores lanzando la colilla al suelo, de jóvenes tirándo cáscaras de pipas o chicles en calle o de personas de todas las edades arrojando papeles que sacan del bolsillo son acciones generalmente insconscientes que podemos ver a diario si nos fijamos un poco. La vía sancionadora se presume como ineficaz para cambiar estos hábitos, pero sí sería recomendable que los ciudadanos que son testigos de estos actos incívicos llamen la atención a sus autores, aunque sea con un escueto: "Perdón, se le ha caído este papel al suelo".

Lo mismo ocurre con el problema de limpieza que más quejas genera entre los vecinos, las heces de perros que pueblan aceras, paseos y jardines, y de las que son culpables aquellos propietarios de mascotas a quienes la convivencia con los animales parece que les restó capacidad de raciocinio.

El aseo urbano es por tanto, como bien dijo esta semana la alcaldesa Lara Méndez, una labor de todos. Ahora bien, si un premio sirve para borrar los problemas del pasado, pues venga esa escoba.

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