Opinión

Señales inequívocas

Mucha información y poca atención. Es la definición de una plaga que me ronda la cabeza desde hace un tiempo y sobre la que encuentro señales inequívocas. En Viveiro, por ejemplo, se ha puesto de moda derribar indicaciones de tráfico. Es mucho más sencillo que acabar con las placas franquistas y todas las semanas aparece alguna abatida. El crucigrama del párking del viejo muelle propició varios derribos y refuerzos en las señales verticales. Si al menos las hubieran colocado con la fortaleza y tamaño del propagandístico ‘parque gratuito’ no hubiera habido problema pero el resto cuesta mantenerlas en pie. La novedad es el derribo de otra en el acceso a la rotonda que reparte el tránsito y la hilarante reacción al suceso: no la pusieron derecha; colocaron otra señal más para alertar sobre la señal caída.
Más allá de la anécdota, es un signo de los tiempos: nos abrasamos con información por todos lados pero atendemos poco a la fundamental. Por eso hay atropellos de gente que va enfrascada en el móvil por la acera. Y por ello nos pintan mensajes a la entrada de los pasos de cebra, nueva forma de divulgar la poesía, los tuits o cualquier lindeza filosófica. Acabaremos esnafrados sin saber si ocurrió en día de sol o nublado.