Opinión

Resignarse no es de Ben

Tomemos de ejemplo la fortaleza de ánimo del jovencísimo Adrián Ben, A Mariña la necesita en luchas como la que hay que librar para salvar la fábrica de Alcoa o, más aún, en la búsqueda de rumbos económicos alternativos. Él no achanta con nada, ni cuando se ve último a mitad de carrera. Pelea hasta el final y no se esconde en la complacencia, así tenga problemas o esté en racha. Protestó hace meses porque un despistado profesor le quería poner en la absurda disyuntiva de escoger entre su carrera en las pistas y los estudios de Fisioterapia. Desconocía seguramente que Ben corrió antes las pruebas de obstáculos que las de velocidad. Adrián lo mismo se mueve con soltura en los 5.000 que en el 1.500 o se mete en una final de 800 metros lisos. 
El atleta revelación de España llegó al Mundial de Doha con la 61ª marca pero en la recta final hizo el 6º puesto y, lo que tiene más mérito, su mejor registro. Con 21 años y una madurez que asombra a todos, no le tiene miedo a decir lo que mucha gente piensa: Lavandeiras debería tener una pista de atletismo en condiciones —allí la Diputación ya se gastó un buen dinero—, junto a la piscina, para que la cantera que arrastrará Ben, ‘el chico de Viveiro que corre’, no tenga que ir a Lugo a entrenar en la única superficie acolchada de la provincia. Hagámoslo como desea él, porque mañana se le rinde homenaje en el Viveiro de sus amores, y también por todos nuestros rapaces pues, como dijo Rilke, la infancia es la verdadera patria de los hombres.