Opinión

Lo nuevo y lo que cierra

De vuelta de las vacaciones de verano, esa boutade vital de los europeos a ojos del mundo asiático, me entero del adiós de la panadería Gabeiras, en Viveiro, y ahora he leído en redes sociales que cierra el pub Metro en la milla de Burela. Proyectos de largo o más corto recorrido agotados en ciclos vitales. Podríamos zanjarlo sin más vueltas. Perdemos el arrecendo a pan mañanero del viejo casco medieval o la penúltima copa en la que fue recta prometida de la movida burelesa.
Cosas de la vida, claro, pero el punto y seguido es mirar en lo nuevo que tenemos. Me dirán que ahora jugamos al pádel y llevamos el perro a la peluquería. Incluso hemos aprendido a hacer cerveza artesana. ¿Se han dado cuenta de las empresas que vienen? Faltan soldadores, carpinteros, los titulados del mar —que los hay pero en tierra—, ya no quieren vivir la vida a bordo que se les ofrece y todos contentos con sonrisa profidén a un mundo de camareros.  Venga turismo, mientras el músculo industrial se nos va por la alcantarilla. Recordar que muchas panaderías y locales de ocio, boutiques y comercio surgieron por la efervescencia que trajo Alúmina no por la lotería y las casas de apuestas.