Opinión

Diputados imputados

Ni la imputación de los diputados es un escándalo de persecución política inaceptable como pretenden desde el lado de los afectados en una arranque de campaña electoral, ni había motivos seguramente para citarlos por agresión a la autoridad. Cierto que se les ocurrió llevar las protestas por el desmembramiento de Alcoa ante las sacrosantas puertas del lugar donde cada vez arreglan menos asuntos por las buenas, si es que consiguen encauzar alguno. 
No es lo mismo montar una bronca sindical ante la fábrica que hacerlo en el lugar de ¿trabajo? de sus señorías. En la Carrera de San Jerónimo los agentes de servicio se ponen muy exquisitos a la hora de aplicar el código de control de las manifestaciones, y hace unos años los legisladores se lo pusieron más fácil con la denuncia que con la porra. Ni un mal empujón o ponerse en plan chalecos amarillos franceses e ‘indepes’ catalanes. 
Pese a lógicos calentones al ver esfumarse empleos de tus vecinos y votantes, no acabo de ver yo a los de Unidas Podemos agrediendo a policías. Será que estoy tan acostumbrado a observar servidores públicos ante el juez por trincar a mansalva, incluyendo a ministros de todo signo —Bankia, Gürtel, Ere, Púnica—, que no vislumbro un caso Alcoa con perseguidos políticos o enfangados en la defensa del trabajador, en lugar de nadar entre educados comisionistas.