Opinión

Peor que un hijo de puta

De niño era metódico. Lo tenía todo categorizado. Por ejemplo, en los insultos, el podio lo componían, de menor a mayor, gilipollas, cabrón e hijo de puta. Con ello podía medir de forma fiable el grado de la ofensa. Aun así, la experiencia te enseña que el gran insulto es payaso. Es un insulto visceral, que se escupe entre dientes, como haciendo fuerza para arrojarlo contra el otro. Que te llamaran payaso, además, te  ponía en guardia, porque era la antesala de las hostias. Pero lo cierto es que la de payaso ni siquiera está entre las profesiones peor valoradas por la ciudadanía. En las encuestas del CIS, el podio lo ocupan, invariablemente, abogado, periodista y un tercero en discordia. Cuidado si le llaman alguna de esas cosas.

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