Opinión

Pazo a Pazo

LA BATALLA del corazón versus cabeza lleva siglos sobre la lona y parece que la historia va para largo. Y como en toda pelea épica que se precie, es muy complicado no tomar partido ciegamente por uno de los dos bandos, aunque los colores suelen llevar matices.

La cebolla en la tortilla es innegociable; en el cine, palomitas; los límites del humor, infinitos; la cerveza, nunca en vaso de tubo y el café... pues Candelas, bien celeste y en el Pazo.

El Pazo... ¡Ay, el Pazo! El Breogán parece empeñado esta temporada en tomar parte por los dos bandos de la batalla anteriormente mencionada, y eso no puede ser. Hay que ser un poco radicales, que si no las discusiones postcomida se terminan en cinco minutos y la tarde se hace demasiado larga.

-Eh, ¿y tú que opinas de esto?

-Pues la verdad es que llevas parte de razón, aunque creo que hay ciertas cosas que deberías puntualizar.

-Podría ser.

-Podría.

Pues en esas está el Breogán. Los apasionados, los dementes, los que ven resquicios de remontada estando dieciocho abajo a falta de medio minuto, los imprudentes, los que se emocionan si la chica -o chico, o chicx, o chique, o como se diga ahora- que le gusta le deja un cutre "felicidades" en el muro del Facebook el día de su cumpleaños, los lunáticos o los que no duermen la noche posterior a una victoria de su equipo -es decir, los del corazón- están con los nervios a flor de piel. Porque el Breo vence, convence, triunfa y encabeza la clasificación con siete victorias y ninguna derrota.

Pero los fríos, los analistas, los que prefieren esperar antes de dar una respuesta, los pesimistas, los que rezan a Tutatis para que el cielo no caiga sobre sus cabezas, los que no quieren saltar demasiado por miedo a la caída... Pues esos también ven que el Breogán vence, convence, triunfa y encabeza la clasificación con siete victorias y ninguna derrota.

El derecho a soñar es legítimo; el miedo a no perder, también. El Breogán es un líder tan indiscutible como que las derrotas y los malos momentos llegarán en algún momento. El mantra no es nuevo: calma en la victoria, cabeza arriba en la derrota. Como dijo Lezkano en la previa, para lograr-lo-que-no-debe-ser-aún-nombrado, hay que hacerse fuerte en casa. Y eso el equipo lo está logrando. Para seguir arriba, hay que continuar con el trabajo. Semana a semana. Pazo a Pazo.

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