Opinión

Quo Vadis Lucus?

¿QUIÉN CONOCÍA hace cinco años el banco de Loiba? Ni dios, con excepción de los lugareños. Hoy, por el contrario, este rincón de O Picón, en Loiba (Ortigueira), es polo de atracción turística de primer orden a nivel nacional. Y todo por ‘culpa’ de un anuncio de Ikea, unos músicos escoceses que escribieron ‘The best bank of the world’ —con error incluido al utilizar bank (de dinero) por bench (asiento)— y una foto nocturna del vivariense Dani Caxete. Este trío de ases lograron el milagro de convertir una parroquia anodina, a camino entre Porto de Espasante y O Barqueiro, en un imán. Allí se escondía un recóndito paraje, escenario de películas como ‘Matías, juez de línea’, ‘Hotel Danubio’ u ‘Os Crebinsky’. 

Hoy, tanto da que sea verano que invierno, decenas de personas se aglutinan al filo del acantilado —alguno asumiendo más riesgos de los recomendables— dispuestas a vivir una experiencia única.

Una aspiración que se repite 100 kilómetros en dirección a Ribadeo, en la playa de As Catedrais, que podría impartir un máster sobre turismo de masas. Precisamente por eso hubo que recurrir a las restricciones en su acceso ante las aglomeraciones registradas en Semana Santa o en verano.

¿Turismo de masas o turismo sostenible? Ambos pueden convivir perfectamente, siempre que prime el sentidiño del visitante y de las instituciones encargadas de velar por su mantenimiento.

No es para menos, teniendo en cuenta que el turismo podría ser esa gran industria de la que adolece Lugo, más allá de Alcoa, en San Cibrao. Solo ella se puede equiparar a lo que significa Citroën en Vigo o Zara en A Coruña. Es una hipérbole, lo sé, pero o «porquiño polo que vale» en cuanto a empleo.

¿Pero qué necesita Lugo para montar una industria de ese nivel? La materia prima ya la tiene: A Mariña, Ribeira Sacra —con sus Cañóns do Sil y sus miradores—, O Courel, Os Ancares... y, por supuesto, el Camino de Santiago.

A tenor del último informe del Eixo Atlántico, «non coñecemos o que temos e non estamos orgullosos do que temos». Así lo aseguró Xoán Vázquez Mao, secretario general de la entidad. 

Se puede decir más alto, pero no más claro. ¿De qué sirve tener un potencial impresionante y no saber explotarlo? ¿De qué sirve ir a Fitur si la inmensa mayoría de los foráneos creen que la provincia de Lugo no tiene playa? Ahí se fuma media España más de 100 kilómetros de costa. Ahí es nada.

Al final resulta que el turismo va a depender del azar —y no de una buena proyección institucional— o de espacios como ‘Volando voy’. Pero, menos es nada.

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