Opinión

Feijóo for president

A Feijóo se le ha puesto cara de presidente. En apenas 24 horas su rictus ha cambiado, se ve en la Moncloa. Eso es no lo dirá ni jarto grifa, pero se lo cree, se lo hacen creer y puede que sea hasta verdad.

Todos las señales indican que estamos ante un cambio de ciclo, que la gente está harta de Pedro El Guapo –como lo llaman aquellos que intentan restarle rédito y crédito al presidente–.

No soy pitonisa, ni socióloga, ni siquiera gané la porra en Redacción de las municipales –bueno, ni yo ni nadie–. Pero, pensándolo bien, a Feijóo le ha venido dios a ver con esta convocatoria anticipada: los vientos soplan a favor –España se ha teñido de azul–, coge el rebufo de la campaña del 28-M y, sobre todo, neutraliza a Ayuso.

El mayor enemigo de Feijóo no es Pedro Sánchez, sino el que tiene en casa, por eso cuanto antes llegue a Moncloa, antes evita que se la líe la presidenta de la Comunidad de Madrid, como lo hizo con Pablo Casado, al que ‘devoró’ en un plisplás como la serpiente a Laocoonte y sus hijos.

Ellos dicen que se llevan genial, y que cada uno sabe el sitio que ocupa. Feijóo no tengo ninguna duda de que así es, pero Ayuso pica más alto. Le guarda el debido respeto, pero ansía su silla.

Si lo pensamos bien qué político no aspira a lo máximo: todos. Feijóo ambiciona lo mismo, y además la historia lo ha colocado en la primera casilla de salida. Ayuso debe esperar, por ahora. Ella desea ser la primera presidenta de España y puede que hasta lo consiga, pero su madrileñismo no triunfa en el resto de España. Al revés.

¿Y Sánchez? Todos lo dan por casi muerto. Susana Díaz cometió también ese error, pensó que iba a ganarle en las primarias. Tenía el apoyo de los barones, pero el novato contaba con algo más importante: la militancia. Demostró que sabe remar contracorriente y ahora hay fuerte marejada. Y lo sabe, y quizá sea demasiado tarde.

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