Opinión

Propósitos

Finaliza agosto y arranca septiembre, el mes por excelencia de los buenos propósitos. Y es que, después de un periodo estival de excesos culinarios y tardes regadas con malta, lúpulo y levadura, llega la hora de abrocharse los vaqueros y recuperar la movilidad perdida a costa de horas de chiringuito.

Yo ya me dejé caer por el gimnasio hace un par de días —para volver a familiarizarme poco a poco con la vida sana— y me encontré con un montón de gente como yo; embutida en unas mallas al límite de su elasticidad, pero cargada de buenos propósitos. Será dura la operación biquini, pero es mucho más desoladora la operación vaquero.