Opinión

Las pérdidas de tiempo

NO LO sumé, pero es casi seguro que soy uno de esos que pierden una burrada de tiempo al año buscando qué película o qué serie ver. El otro día lo vi contabilizado, ahora que todos somos un número de una estadística infernal e infinita. Formo parte de un grupo social tan estudiado que saben hasta cuántos Sugus me como al año y, de esos, cuántos son de frambuesa y que tiro los de limón porque no me gustan. Hasta yo sé que a casi nadie le gustan los Sugus de limón.

El caso es que pensé que si es verdad que me paso un año de mi vida eligiendo series y películas tal vez no sea tiempo perdido sino tiempo invertido. Mi abuela Basilisa me contó una vez todo el tiempo que, de niña, se pasaba separando las castañas sanas de las podridas. No me pareció que ella pensase que estaba perdiendo el tiempo cuando hacía aquello. Yo no doy perdido el tiempo que pasé acodado en una barra con mujeres que fumaban.

Doy por bien invertido cada segundo en mis noches de hospital. Repetiría todas y cada una de las veces que salí a hacer fotos y no hice ninguna. Seguro que para esas estadísticas estornudar nos hace malgastar minutos de vida pero para nosotros los alérgicos un buen estornudo es un orgasmo nasal en toda regla por mucho que haya un algoritmo que no lo vea así. No doy por malgastada ni la hora y cuarto que duró ‘Top Gun’. Ni tan siquiera la vez que se me rompió una tortilla de siete huevos en el último giro y tuve que volver a empezar.

Sumarlo todo sí es perder el tiempo. 

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