Opinión

Las auténticas estrellas

TAL VEZ haya reparado en las nuevas estrellas televisivas. Son esas mujeres (casi todas son mujeres más o menos jóvenes) que traducen al lenguaje de signos los cientos de ruedas de prensa con que nos atosigan estos días. Todas tan trascendentales. Todas clave para nuestras vidas. Y ahí están ellas, vestidas de luto riguroso y dispuestas a explicar cómo está la cosa no a quien no quiere escucharlo, sino a quien no puede. Estoy tan absorbido por su quehacer que dejé de prestar atención a Fernando Simón o a Salvador Illa. Y ya no digamos a Pedro Sánchez.

Me concentro plenamente en su gesticulación y trato de averiguar qué está pasando. Me ganaron de tal forma que incluso miré en algunos canales que estos días me regalan, como la BBC o la CNN y allí también las hay, también mujeres. Pensé si los símbolos serán los mismos independientemente del idioma. Es algo importante. Significante y significado. Todas tienen un trabajo tan delicado que ninguna dura más de unos pocos minutos. Al poco tiempo son sustituidas por otra que sale, se concentra un par de segundos y arranca llena de brío.

Hay una en concreto con la que me entiendo muy bien y me quedo esperando a ver cuándo sale. Es de las que gesticulan mucho y a veces parece que vaya a salirse del rectángulo que tienen marcado, pero la comprendo tan bien como si me lo estuviese susurrando al oído. El día en que se marchen dejaré de entender lo que pasa porque me enseñaron lo importante que es saber escuchar.

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