ESTOY BASTANTE absorto ante la opción de que en los alrededores de Lugo se dispongan a abatir jabalíes con arco y flechas. Apasionante. Estaría mejor aún que los cazasen con hondas, pero todo no puede ser. Me admira la gran seguridad en sí mismos que tienen los tiradores con arco, que se declaran infalibles (sic). Me recordaron a Antonio Rebollo, el hombre que disparó la flecha más famosa de la historia de la España moderna: la que encendió el pebetero de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. En aquel entonces también nos contaban que era totalmente imposible que fallase, aunque luego resultó que había un truquillo para que la llama olímpica prendiese por lo civil o por lo militar, porque el tema de la infalibilidad los humanos lo llevamos solo regular. Es un poco frustrante toda la tecnología que rodea ahora a este mundillo. Yo me imaginaba un arco de madera de tejo y flechas con plumas de colores para rastrear su tribu de origen, como John Wayne, y resulta que tienen hasta luces Led.
Sea como sea, me gusta más este método que el que usamos en A Mariña: matarlos atropellándolos con el coche en la autovía. Ni siquiera sabemos quién va ganando.
