Opinión

Detalles entre la lluvia

POR UN día pudimos sentirnos mejor. Más tranquilos. Fue el martes y desde la mañana a la noche no dejó de caer un barruzo continuo. Fue una sensación tan reconfortante como encontrar unas sábanas limpias y un colchón cómodo tras dormir tres semanas seguidas de acompañante en una habitación de hospital con buenas noticias como somnífero.

Entornando la cara para no mojarme mucho recordé que hacía tiempo que no barruzaba un día entero. Ahora la lluvia cae sin seguir ningún patrón que reconozca y parece haber cobrado vida propia. Pero una vida agria y desencantada como la de quien lo tuvo todo y lo perdió por pura codicia o solo por envidia. Siempre enfadada. O cae sin ningún criterio o con la única intención de hacer daño.

No ayuda contra los incendios ni empuja para que salga lo que cultivamos. No es purificadora y ni tan siquiera empapa el alma de los poetas. Se limita a aparecer cuando no fue invitada, a descarriar los días de sol y a quitarnos de en medio nuestro pasado sin pedir permiso. Lo mismo arrasa un uente que provoca un accidente o cae un mes entero sin preguntar, como en noviembre.

Por eso el martes fue un buen día. Veías barruzar y pensabas que todo podía volver a ser como antes, cuando había cuatro estaciones y no variaciones de la misma salpicadas con arranques furiosos de las otras tres. Fue una sensación breve y plácida a la que contribuyó el avance del día. Para recobrar esa sensación de familiaridad nos anunciaron que volveríamos a votar. ¡Fue todo un detalle!

Comentarios