Opinión

Cumplimientos orgánicos

CUANTO MÁS me esfuerzo en beber dos litros de agua al día menos consigo comer cinco piezas de fruta. Como enfermo en potencia soy muy bien mandado y cualquier epidemiólogo me pagaría por lo menos quince euros para tenerme entre los sujetos de una cuarentena. Obedezco sin rechistar o sin hacerlo en voz alta, que viene a ser lo mismo. Eso no quita que no consiga caminar diez mil pasos al día o, si al fin lo logro, necesite ingerir grasas saturadas y azúcares refinados. Un Gitanito está bien, pero los quitaron porque no eran políticamente correctos. Lo ideal sería llegar a casa y tomar una ensalada verde, pero eso es un problema a la hora de comerse los ocho tomates a la semana que previenen el cáncer. Claro que tengo serias dudas sobre las propiedades curativas de los tomates de hoy en día. Si sanan tanto como saben, no sanan nada.

También debemos comer superalimentos. El brécol es algo impresionante. Pero cuanto más comes más echas de menos los chorizos criollos, así que nos convino comer quinoa y tanta comimo que en algún lugar nos estamos cargando los cultivos tradicionales y extinguiendo un modo de vida milenario. Sospecho que la quinoa no sirve de nada, ni la chía. Es como cuando nos mandaron ingerir oligoelementos que poco después aparecieron en los cosméticos.

Eso ya me parece mejor. Estoy más que dispuesto a embadurnarme con brécol y untarme con quinoa si así veo el siglo XXII. Gwyneth Paltrow lleva años haciéndolo y casi parece normal. 

Comentarios