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Variables en As Cruces

La fiesta que se celebra en A Ponte, en Ribadeo, arrastra cierta polémica política

Cruces de Ribadeo. AMA
photo_camera Cruces de Ribadeo. AMA

ESTE LUNES se celebraron As Cruces. No queda ni la sombra de lo que fue. La gente se extendía por campos y campos en una romería animada que duraba de sol a sol, una fiesta en toda regla en un tiempo en el que no estaba la cosa para muchas alegrías. Ahora es otra cosa. Con el tiempo la gente fue dejando de planteárselo como romería propiamente dicha y acabó por convertirse en una fiesta más o menos animada a mediodía y luego para celebración de los vecinos de la zona.

Pero merece la pena pasarse por allí. Es bastante espectacular. Conserva una liturgia propia de otro tiempo. Un modo de hacer las cosas a nivel festivo que ya no se lleva. A veces los actos ceremoniosos son inaguantables, pero otras uno se les queda mirando con expectación. Este es el caso.

Siete cruces y otros tantos pendones de otras tantas parroquias de Ribadeo y de Trabada se juntan allí para acabar asistiendo al bandeo de uno de los estandartes.

Hubo épocas en los que fue hasta complicado encontrar a alguien que hiciese el bandeo, porque el que lo venía haciendo desde hacía décadas acabó por hacerse mayor y ya no podía. Pero hubo relevo generacional. Así que hay un acto bastante agradable al que va bastante gente para ser lunes y que, además, suele contar con un día excepcional. Veremos este año en que el invierno parece no tener fin.

Pero este año también puede ser el último que se celebre sin la declaración de fiesta de interés turístico gallego de por medio. Está la tramitación, a toda máquina, con igualdad de opiniones entre todos los partidos políticos, lo que parece garantizar que la cosa saldrá bien. Mucho se tiene torcer para que estando la Xunta incluso implicada no acabe por darse el reconocimiento pertinente.

Hay que aclarar una cosa. Aunque suena bien y no es un reconocimiento cualquiera, tampoco hay que hacer pensar a la gente que en cuanto se logre esa declaración va a empezar a llegar allí una flota de autobuses proveniente de seis comunidades autónomas. No se notará gran cosa. Los que más, los organizadores, que se encontrarán con una financiación extra con la que no contaban hasta el momento. Si no recuerdo mal, 3.000 euros.

Pero bueno, está bien. Sobre todo por el reconocimiento en sí y porque así aparecerá en más guías y difundirá más a Ribadeo por el mundo adelante sin necesidad de tener que ir de la mano siempre de As Catedrais o de cosas de la propia villa ribadense.

Coincidiendo más o menos con esa tramitación se hicieron algunas cosas, como la presentación de un libro que se trabajó Emilio Piñeiroa con mucho cariño y una colección de imágenes tal vez algo estirada. Pero quedó un libreto manejable sobre el templo de Nosa Señora das Virtudes, alrededor del cual se articula este festejo.

No tiene la culpa el autor, ni mucho menos, pero todo en torno a la declaración de interés turístico de esta fiesta parece soltar un tufo político que no le sienta nada bien.

El propio día de la presentación del libro de Piñeiroa estuvieron en primera fila representantes del PP en la Xunta, algo que no puede ser de otro modo porque para algo lo pagaron a través de Política Lingüística. En segundo plano quedaron los representantes municipales. No pasa nada, en principio. Aunque delante de ellos estuviera un concejal del PP de Trabada. Habrá que suponer que renunciaron a ocupar la primera fila o algo por el estilo.

Pero ya desde un principio todo esto no dejó de rezumar cierta competencia entre partidos. Que si invito, que si no invito. Que si hice, que si emprendí, que si yo lo vi primero.

De repente, ser el impulsor de la declaración de fiesta de interés turísticos para As Cruces pasó a ser un tema trascendental. Lo único bueno de esa carrera es que la ganarán los vecinos. Porque al final dará igual quién consiga qué.

Con todo, no estaría de más que al menos en algo así se aparcasen las rivalidades y se trabajase de forma conjunta. Incluimos aquí incluso al propio cura, que alguna piedra puso en el camino, algo que por cierto suele pasar cuando hay alguno de ellos de por medio. Esta vez no fue una excepción. Ahora ya hay visitas guiadas a la iglesia, por el propio Emilio Piñeiroa, que está implicado a fondo en tratar de dar a conocer al mundo unas pinturas formidables allí alojadas y que al parecer todavía no fueron objeto de unos estudios en profundidad tal y como se merecen.

Pero eso es otra historia que queda para otro día.

EL GUSTO

EL PRESIDENTE de la Mancomunidad de Municipios de A Mariña, Alfredo Llano, presentó la semana pasada una iniciativa muy original, unas audioguías ficcionadas sobre la comarca de A Mariña. Realmente se trata de un instrumento original con el que acercar a los visitantes a una parte de nuestra historia y de nuestros pueblos de forma ágil y, sobre todo, distinta. En tiempos en los que diferenciarse de algún modo resulta básico, hay que agradecer que se haga algo así. Ahora falta ver la aceptación que tiene, porque todos sabemos que el nivel de atención de la gente es tirando a bajo.

EL DISGUSTO

JUAN ALFARO no tiene en su agenda inmediata meter mano a la vía estrecha o por lo menos a la que tenemos aquí. Ni por asomo. El tren de la comarca continúa traqueteando a veces sin revisores, a veces con retrasos enormes y a veces con una limpieza que deja bastante que desear. El caso es que esta situación que tantas veces se denunció ya se continúa repitiendo hasta el punto de que a veces simplemente no hay tren, y punto. A la gente se la llevan en autobús que, al parecer, les sale más a cuenta. Poco a poco parecen estar a punto de conseguir el objetivo de cerrarlo por abandono.

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