Opinión

Divide et vinces

El triunfo del PSOE en las elecciones del domingo es incuestionable. La altísima participación sugiere que el electorado de izquierda se movilizó en torno a su voto útil, esto es al partido de Pedro Sánchez. Pero el buen resultado de los socialistas se antoja incluso radiante por el desplome sin paliativos del PP, incapaz de aglutinar a los votantes de la derecha, que por primera vez se presentaba tan fragmentada. El giro de Albert Rivera en plena campaña electoral, autoexcluyendo a Cs de un hipotético pacto de gobierno con el PSOE, no hizo más que hurgar en el caladero de votantes populares, desdeñando cada vez más el centro. Por lo visto, la jugada no la salió mal por su aumento de escaños, pero con matices: 'solo' es el segundo partido de la derecha y es previsible que no gobierne. Obviamente la irrupción de Vox, con un electorado que en su gran mayoría pertenecía al PP, también le hizo pupa a la formación de Pablo Casado. Podemos baja pero es probable que pueda gobernar con el PSOE, incluso sin depender del voto afirmativo de los nacionalistas catalanes, que mostraron una vez más su enorme empuje. En definitiva, la máxima latina de 'divide et vinces' (divide y vencerás) se puso de manifiesto este domingo porque en política, con la ley D'Hondt, el que aglutina gana. Y eso hizo el PSOE.

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