Opinión

La rentrée en cuatro personajes

EL MUNDO del libro en septiembre se llena la boca con esa palabra, la rentrée, que ya sé que son dos palabras en realidad y una de ellas francesa, pero es que al decirla me parece que tengo la boca llena de polvorones, lo cual no impide darle la entidad correspondiente al artículo determinante, pero hace que todo salga confuso y espeso de mi lengua.

Las libreras en realidad no reentramos en ninguna parte porque no nos hemos ido a ningún lado y podemos afirmar, además, que las librerías también son para el verano aunque las editoriales paren sus máquinas por un instante. A nuestros queridos clientes les gustan los libros y el estío y viven al margen del timeline del mundillo.

Pero llega septiembre, las nubes, el fresco, las gaviotas, los madrugones de los niños y el aluvión de novedades.

Son tantas que al llegar a Cronopios y echar un vistazo sobre las mesas tengo la sensación de que no leo nada, por todas partes hay docenas y docenas de títulos que reclaman su lugar y se me acumulan los antojos y la imposibilidad de abarcarlo todo.

Al protagonista de Los Vencejos lo voy a dejar con su duda de si suicidarse o no, aunque a priori entiendo la veleidad de esa cuita, no por afán autodestructivo, no se asusten, sino por pereza y por aquello de no saber si subir o bajar. Aramburu se vale solito para ser súper ventas y lo adoramos por ello.

Lo mismo le pasa a Julia Navarro que ha vuelto a Oriente Medio con unos protagonistas que arrastran su odio hasta Francia y a colocarse en la carrera de los más vendidos con De ninguna parte.

Como la caída de la hoja, cada otoño vuelve la nueva novela de Pérez Reverte, esta vez con italiano, amor , guerra y testosterona y de la que he leído unas críticas tan buenas que qué quieren que les diga, hasta es posible que me la lea. Mientras tanto mi hermana le ha hecho un escaparate chulísimo con máscara de gas manufacturada incluida, lástima que no podamos replicar en vivo y en directo a ese protagonista que según el autor es el hombre con el que sueñan todas las mujeres.

¿En serio, Arturo?

Con lo que sueña la protagonista de Un país con tu nombre es con un santuario de animales. Edith tiene setenta y muchos años, es viuda de una mujer con la que habla a veces, igual que con sus gatos y vive en un pueblo perdido pero no lo suficiente.

Ella y todos los personajes de la novela de Alejandro Palomas son seres frágiles que arrastran una fuerza desconocida para ellos, pero que nos llega a los lectores en llamarada.

La literatura de Palomas es personalísima, original y sentimental y es de los pocos, si no el único, que crea personajes mayores dotados de toda la entidad, porque él sabe que puede que se desmorone nuestro cuerpo pero por dentro tenemos hasta el último suspiro los mismos anhelos.

El mío es no quedar sepultada entre las cajas y seguir leyendo.

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