Opinión

En Europa no escupen

YO ESTABA en el Congreso el día que escupieron a Borrell, o mejor dicho, estaba en el Congreso el día que Borrell dijo que el diputado de ERC, Jordi Salvador, le había escupido. Yo no vi el escupitajo a Borrell: mi escaño estaba muy lejos del suyo, y aunque asistía atónita al desfile de diputados separatistas que abandonaban el hemiciclo de forma intempestiva, sólo distinguí el gesto vagamente provocador de Salvador, un gesto equívoco que podría significar cualquier cosa. Pero me bastó que Borrell dijese que le habían escupido para que yo le creyera, porque aunque me parece raro que un diputado escupa a un ministro, más raro me parece aún que un ministro del gobierno de España se invente que un diputado le ha escupido. Sin embargo, los compañeros de partido de Borrell se hicieron los suecos ante la afirmación del ministro y quitaron hierro al suceso: "yo no vi que le escupiera" "yo no sé" "yo no estaba allí" "no ha pasado nada, no le den más vueltas". Y el ministro de Exteriores quedó como un exagerado, o peor aún, como un mentiroso que acusaba a los encantadores chicos de Esquerra Republicana de faltarle gravemente al respeto.

A pesar de una cierta tendencia equidistante, a pesar de que en las manifestaciones de Barcelona hizo callar a la multitud que gritaba "Puigdemont a prisión", Borrell siempre fue un incordio para los separatistas. Como no siempre podrían dedicarse a escupirle impunemente durante los próximos cuatro años, empezaron a maniobrar para quitárselo de en medio, porque, a pesar de los pesares, él siempre se paseó con la constitución en el bolsillo. Ahora, Borrell se presenta como cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas, y los chicos de Esquerra sienten que se han quitado un peso de encima. No sé si también lo ha hecho Borrell. No sé si se siente aliviado al pensar que no solo se va a un sitio donde no sólo no van a escupirle, sino que si alguien lo hace no se verá obligado a no remover las aguas para no armar lío.

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